No hay certeza de que el cielo exista.
En cuanto al infierno, albergamos serias dudas…
Sin embargo, en la tierra existe el PURGATORIO : la asistencia a reuniones aburridas, ineficaces o incluso absurdas, dónde uno acaba colgándose en el limbo (aunque parece ser desde hace poco, que éste tampoco existe…).
Las reuniones en ocasiones, son contempladas como panaceas y convertidas a veces, por decisión unilateral de “las cúspides” en un objetivo medible: algunas empresas condicionan el cobro de incentivos a la realización de un número determinado de reuniones a la semana/mes/trimestre/año. Y en la mayoría de los casos la gente no se atreve a cuestionar su pertinencia para no ser tildado de “rebelde”.
¿Cuáles son las inevitables consecuencias? : Su convocatoria responde en esos casos, a “cumplir el expediente”, y su verdadera razón pasa a ser la firma de un acta que justifique su celebración. Magnífica manera de despilfarrar recursos. Y lo que es peor, predisponer a la gente en contra de lo que consideran un cronófago enemigo de sus agendas: “las reuniones”.
Pero en muy pocas ocasiones, las instituciones que quizá en un contexto determinado decidieron la conveniencia de “sistematizar” ese número, verifican y si cabe, corrigen, esa cantidad que se decidió desde la lejanía.
Sería aconsejable consultar más amenudo, si quizá convendría convertir una reunión quincenal en una mensual, o una mensual en trimestral (hasta que el contexto exija un nuevo cambio…) y sobre todo, no tomar como una crítica personal comentarios en ese sentido…
Sin duda, no dejo de recordar, a jefes de departamento cuyo único objetivo era la asistencia a la reunión del mes, de algún relevante miembro de "los sabios" que verificara su consecución monetaria. De paso, cabe destacar, las expresiones de sus colaboradores, que en ocasiones se veían obligados a no marcharse a casa para su asistencia. No hay nada como una buena reunión para motivar al equipo de trabajo y sobre todo, si el único con retribución variable es el que la convoca.
Como siempre Eva, muy acertada tu entrada.
Un abrazo.