Entre otras cosas, he de reaprender a viajar.
Acabo de volver de Tailandia con la familia y aunque es cierto que he desconectado, vuelvo agotada…
El motivo no es el cambio de horario, ni aprovechar trenes nocturnos para optimizar el tiempo de desplazamientos, ni el trekking (para guiris)…
He descubierto que la razón principal es mi (algo ridícula) deformación profesional.
Al igual que cuando conduzco una reunión formativa, no he podido evitar sentirme responsable de que 4 personas diferentes y con expectativas tan dispares, disfrutaran al máximo . Necesitaba “tener controlado” el estado de satisfacción, de interés, de bienestar y el buen ambiente continuamente, leyendo con demasiada insistencia cualquier signo en ese sentido. Tanto en situaciones complejas que requerían intervención, por ejemplo, positivizando situaciones delicadas (llegar en plena noche y que hayan dado tu reserva a otra familia…), como en situaciones sin importancia donde mi “búsqueda del viaje perfecto” era a todas luces innecesario.
Sin embargo, en las reuniones de formación, intentar “casar” todas las expectativas y dar satisfacción a todos los participantes, estando pendiente de los signos más insignificantes aunque sea agotador, es indispensable.
Dicho esto, insisto : he de reaprender a viajar.