Ya sabéis lo que opino del mal uso de las citas en reuniones , especialmente como recurso para iniciarlas, pero eso no significa que no las “consuma”…
Pues bien, acabo de darme cuenta de que hay una, atribuida a Émile Zola, malinterpretada en el contexto de las reuniones y me he levantado con frenesí aclaratorio.
La frase es la siguiente:
“Si me preguntas para qué vine al mundo, te responderé que para vivir en voz alta”
La frase en sí es impresionante, pero aviso a navegantes: Zola no se refería al volumen de tus intervenciones en reuniones.
Muchos han entendido entre cero y nada, el mensaje de esa frase.
Que griten más, no les da la razón, no ofrece una imagen de persona segura (sesgo de superioridad ilusoria), ni les va a ayudar a convencer a nadie, sino todo lo contrario.
Deberían aplicarse otra cita: “No alces tu voz, mejora tus argumentos” atribuida a Desmond Tutu
Elevar la voz:
- incrementa la tensión,
- deteriora tu imagen,
- distorsiona la escucha,
- perjudica el ambiente
- convierte a las personas en rehenes de lo que han defendido a “grito pelao” haciendo casi imposible la más pequeña cesión en las posturas
- amenaza la participación (necesaria) de quienes evitan los conflictos y a quienes el exceso de decibelios, incomoda.
Hay que muscular el autocontrol del volumen en las reuniones.
El problema no es que uno, aisladamente berree, el tema es que muchos no nos damos cuenta y mimetizamos con el volumen de “apasionad@”, elevando el nuestro y contribuyendo a la cacofonía en que hemos convertido ese intercambio de puntos de vista.
Zola defendió la conciencia de clase, pues bien, no perdamos la conciencia de nuestro volumen, para no perder también “la clase”.
Foto de Robin Higgins via Pixabay