En una reunión es fácil desconectar algunos instantes y si ésta es online, las deserciones mentales son aún más habituales.
Algunas veces es por puro aburrimiento y aquí el abuso del “compartir pantalla” es una clara invitación… Otras veces el distractor mental tiene forma de interrupción objetiva,
- ese WhatsApp del que cada vez somos más adictos
- un correo “que parece urgente”
- una llamada de tu jefe o de un cliente importante
- o incluso un asalto a mano armada de tu atención, por parte de un@ compañer@ que se acerca a tu mesa sonriente, con eso de “es sólo un minuto”.
No deberíamos caer en la trampa… pero lo hacemos. A veces es instantáneo, otras no tanto…
En muchos de los casos quien lleva la reunión no se percata de esos momentos de inatención y eso puede ser un problema más importante de lo que pensamos.
No me refiero solo a ese instante algo incómodo en que después de hacerle una pregunta a alguien, éste contesta con un “me sabe mal, pero no te estaba escuchando, es que…”
Hablo sobre todo de que no tenemos un control sobre qué parte de los mensajes se han podido perder los participantes en una reunión. ¿Y si son momentos clave?
Hay una regla de juego para reuniones virtuales que puede ayudar en este sentido: consiste en pedir a los participantes que si en algún momento van a estar de cuerpo presente pero de mente ausente, apaguen la cámara durante ese tiempo. Si quien brujulea la reunión ve quién está “pendiente” en cada momento, puede elegir cuándo plantear determinados puntos más relevantes o recordarlos más tarde si lo dicho era importante y había alguna cámara en negro.
Alguno pensará ¿y no es muy deprimente ver excesivas cámaras apagadas durante demasiado tiempo? Si la reunión es efectiva, no suele pasar, En caso contrario es un medidor del interés que somos capaces de generar y por lo tanto un estímulo para mejorarlas 😉
Foto editada de Armin Schreijäg via Pixabay